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Rob Nail: “Podemos aportar la cultura del fracaso”

El fundador y CEO de la Singularity University celebra en Sevilla una cumbre de su centro

Ángeles Lucas
El fundador de Singularity University, Rob Nail, en Sevilla.
El fundador de Singularity University, Rob Nail, en Sevilla.PACO PUENTES

En Sevilla, con deportivas verdes fosforito, chaqueta con recuadros azules y gafas de Google ha abierto Rob Nail, socio fundador y director de la Singularity University, la primera cumbre en España de la universidad de Silicon Valley. Un evento que reúne a 1.100 personas de 40 países con la intención de crear redes y formar en las últimas innovaciones tecnológicas. El lema de la universidad, que trabaja desde 2008 con programas formativos y proyectos de desarrollo e innovación, es "¿Cómo vas a mejorar la vida de mil millones de personas en 10 años usando la tecnología?".

Para Nail, hay que cambiar la concepción del mundo, imaginar otras normas y otras realidades. Por su mente pasa dotar a los robots de armas para luchar otro tipo de guerras, adaptar los coches sin volante a las leyes, pensar que en algún momento la energía puede ser gratis y concebir inimaginables avances en la medicina. "Hay que ser muy conscientes de lo rápido que se mueven las tecnologías y sus capacidades. Esto puede afectar a la ética, la economía, las leyes. Hay que pensar a lo grande", considera Nail.

Pero, de momento, dos tercios de la población mundial no tiene acceso a Internet, un medio requerido para aplicar gran parte de los proyectos gestados en la universidad. "El acceso a Internet es lo primero. Ya hay proyectos como Google Loon, diseñado para llevar la conexión a todas las partes del mundo. En 15 años habrá miles de personas que vayan adquiriendo gradualmente Internet y eso va a cambiar drásticamente el mundo. Nosotros contamos con ello y eso puede generar nuevas inercias mundiales", matiza haciendo gala de su pensamiento.

Durante su intervención en Sevilla planteó que incluso la energía podría llegar a disfrutarse de forma gratuita. "¡Qué increíble sería eso!", exclamó. "Pero nos encontramos con el desafío de los poderes que centralizan la energía, tenemos que luchar contra esto, hacer lobby", instó en su charla de presentación, en la que estableció cómo las nuevas tecnologías pueden beneficiar en el ámbito de la salud, el acceso al agua, la pobreza, la alimentación, la movilidad... y cómo habría que compartirlo con el resto de la humanidad. Para ello, uno de los proyectos de Singularity University es implantar sedes en otros lugares del mundo para generar sinergias de aprendizajes y experiencias.

Sevilla se ha ofrecido para acoger una de las sedes, y se enfrenta al desafío de conquistar a los miembros de la universidad para que establezcan en Andalucía una división del centro académico. "Estuve hace unos años en la feria de Sevilla, conocí a gente increíble, todo era color, encontré aquí mucha riqueza. Y creo que las ideas pueden venir de cualquier lugar", declaró. Es un punto de partida para captar la atención, pero tendrán que sumarse instalaciones, conexiones y entendimiento político para que se reúnan las condiciones de Singularity University. "Para que trabajemos en una división en otra región tenemos que estar seguros de que contamos con el apoyo del Gobierno, las empresas, los académicos, los profesionales. No queremos ser competidores, solo queremos empoderar a la gente que haga cosas increíbles y después conectar con otros laboratorios del mundo", declara. 

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Deja claro que no quiere gestar un Silicon Valley en el extranjero. "Quiero crear algo único, con su propia cultura, recursos y ventajas, algo diferente. Lo que nos gustaría es dar las herramientas para motivar a las personas, crear ecosistemas de innovación que reúnan a todas las partes trabajando juntas; analizar las necesidades para ser innovadores, profundizar en la cultura del fracaso y preparar una nueva oleada de empresas con grandes ideas, que pueden surgir de cualquier lugar del mundo con un buen apoyo", repite. 

El fundador de la universidad establece cual puede ser su primera aportación en regiones como España. "Si hay algo en lo que creemos que podemos ayudar es en ofrecer la cultura del fracaso a otras regiones. Hay que trabajar en ello. En Silicon Valley tenemos una cultura que consiste en que cuando alguien empieza un proyecto e intenta cambiar el mundo pero la empresa fracasa por una razón técnica, de tiempo, de mercado... tanto los inversores como todos los demás lo ven como una experiencia. Pero no siempre ocurre así. En otras regiones se piensa que si has fallado eres un fracasado y nunca volverán a invertir en ti otra vez. Eso es lo peor si queremos innovar".

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Sobre la firma

Ángeles Lucas
Es editora de Sociedad. Antes en Portada, Internacional, Planeta Futuro y Andalucía. Ha escrito reportajes sobre medio ambiente y derechos humanos desde más de 10 países y colaboró tres años con BBC Mundo. Realizó la exposición fotográfica ‘La tierra es un solo país’. Másteres de EL PAÍS, y de Antropología de la Universidad de Sevilla.

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