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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Aviso para la izquierda castiza

El éxito del mitin Podemos en Valencia apunta su creciente vigor electoral

Miquel Alberola

Podemos ha confirmado este domingo en Valencia que su músculo puede ser incluso mayor que el que apuntan las encuestas para la Comunidad Valenciana. El acto del pabellón de La Font de Sant Lluís, con más de 8.000 personas y gente en la calle implorando entrar, es el más masivo realizado por esta espumeante opción política hasta el momento en España. ¿Qué partido político en la Comunidad Valenciana está hoy en condiciones de llenar un aforo como este y con los requisitos con los que lo ha hecho Podemos (con público no movilizado con cargo a presupuestos públicos y motivado por su propio interés particular)? ¿Incluso con el grado de entusiasmo de los asistentes? Seguramente, ni siquiera el Partido Popular con todas sus palancas municipales, provinciales y autonómicas.

El acto de La Font de Sant Lluís, con un Pablo Iglesias tan acribillado por los flashes como una estrella de rock (como el Felipe González de principios de los ochenta), supone un serio aviso para el PP, pero también no solo para Esquerra Unida (como ya estaba descontado) sino para el resto de la izquierda castiza (PSPV-PSOE y Compromís) a la que va mordiendo cada vez más. Podemos ha puesto a la Comunidad Valenciana como su objetivo prioritario, quiere convertirla en el símbolo del cambio y por lo visto en el pabellón de La Font de Sant Lluís se diría que el eco no desmerecía su propósito. Es cierto que Podemos todavía tiene una estructura gelatinosa en la Comunidad Valenciana y que sus carteles, más allá de los círculos viciosos de la información, no dicen mucho. Incluso que ha concretado muy poco su programa y que tiene muy poco tiempo para posicionarse en las elecciones autonómicas de mayo, pero a quién le importa eso cuando se tiene una marca tan poderosa como reclamo electoral. Esta va a ser una confrontación entre el miedo y el cabreo. Y el peso de los lastres (Podemos aún no los tiene) puede hundir (o dejar muy tocado) al más pintado en la refriega.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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