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Louzán gana la presidencia del fútbol y su rival lo acusa de utilizar a Baltar

El dirigente popular estrena el cargo en la federación gallega aprobando desde la Diputación de Pontevedra obras para un club

Louzán, el jueves por la noche tras conocer su victoria en el hotel de Santiago donde se celebró la votación.
Louzán, el jueves por la noche tras conocer su victoria en el hotel de Santiago donde se celebró la votación.OSCAR CORRAL

“Si algo me distingue es mi capacidad de trabajo”, advierte Rafael Louzán, presidente de la Diputación de Pontevedra, del PP en la provincia y ahora también de la Federación Gallega de Fútbol, tras derrotar a José García Liñares, que en los últimos cuatro años compaginó ese cargo con la alcaldía de Cerceda por el PSOE. El relevo se produjo en una votación que congregó a 150 compromisarios en un hotel compostelano y que se sustanció ya entrada la madrugada del viernes con una victoria para Louzán por 80 a 65 (hubo cuatro votos nulos y una abstención).

El ajustado resultado se decantó según Liñares el jueves a mediodía con una serie de llamadas desde la Diputación de Ourense. “Eran 11 votantes y yo tenia diez asegurados. Al final sólo recibí uno. Con nueve más seguiría de presidente. Les dieron un toque tanto a clubes como a alcaldes para que hablaran con éstos y cambiasen el sentido de su voto hacia Louzán”, asegura Liñares, quien sostiene que poco después del verano José Manuel Baltar le aseguró su apoyo para seguir al frente del fútbol gallego, por lo que se ve tema de conversación en los despachos políticos. “Pero eso fue antes de que se supiera que se presentaba Louzán. Aún así desde Ourense se mantuvo la neutralidad hasta horas antes de la votación, pero ahí si se da una orden se ejecuta”, lamenta el ya expresidente del fútbol gallego.

Louzán recibe su nueva labor con ánimo conciliador. “Quiero trabajar para convencer a los que me han elegido y también a quienes no apostaron por mí”, apunta, pero en su primer día como presidente electo acusó a Liñares de hacer una campaña “de vale todo”. Justo ese fue el argumento del que le acusaron durante las últimas semanas, cuando se apuntó la utilización de trabajadores de la Diputación pontevedresa para realizar labores a favor de su candidatura. “Lo hicieron”, confirma Louzán, “pero de manera amateur y en su tiempo libre”.

Esas primeras horas con su nueva responsabilidad coincidieron con el anuncio hecho por él mismo desde la Diputación, y tras su junta de gobierno, de una nueva inversión para reformar un campo de fútbol en la provincia. Será el del Alondras, en Cangas, que recibirá 508.000 euros para una nueva grada y vestuarios cuatro años después de beneficiarse de una cantidad similar del Plan E. El presidente del Alondras, Luis Guimeráns, era el responsable del comité de fútbol playa federativo bajo las órdenes de Liñares hasta que hace unas semanas anunció su renuncia a ese puesto en el que había trabajado durante cuatro años. Adujo “desavenencias” y se integró entre los impulsores de la candidatura de Louzán.

A Louzán le espera, asegura, “una bonita causa”. Tendrá que resolver problemas intrínsecos del fútbol como el de la mutualidad o el funcionamiento de los comités de competición, pero también qué hacer con la inversión de 3,2 millones que mediante un préstamo avalado por la Federación Española de Fútbol se destina, ya con la licencia de obra concedida, a levantar una nueva sede del fútbol gallego en A Coruña, donde ya está ubicada en un céntrico piso. Integrantes del equipo de trabajo de Louzán ya expresaron su querencia porque esa sede se traslade a Santiago. El primer paso en ese sentido será el de una reunión con el alcalde coruñés, Carlos Negreira, para sondear el contenido del convenio firmado entre los federativos y el Ayuuntamiento para alzar el nuevo edificio. Pero nada en ese acuerdo obliga a que, aun levantado, tenga que ser la sede federativa. Mientras tanto Louzán saborea un triunfo en un proceso electoral del que, asegura, nunca tuvo claro que fuera a salir victorioso. “Es la primera vez que un presidente de una territorial tan sólo está cuatro años en el cargo”, recuerda. Y concluye: “Derrotar a todo un aparato no es fácil”.

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