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Gordillo deja el escaño un minuto antes de que el Parlamento lo eche

La presión de los concejales de Marinaleda impide que deje la alcaldía

Gordillo (centro) firma su renuncia al escaño junto a Gracia y Castro.
Gordillo (centro) firma su renuncia al escaño junto a Gracia y Castro.

Cuando Juan Manuel Sánchez Gordillo, con 39 años, pisó por primera vez el Parlamento andaluz en 1994 traía en la mochila un largo historial de ocupaciones de fincas, de huelgas de hambre, de lucha sindical jornalera como alcalde de Marinaleda (Sevilla) y miembro del Sindicato de Obreros del Campo, una organización que prestigió el fallecido cura Diamantino García. Gordillo llegó en la legislatura más complicada y breve de Andalucía —el PSOE perdía votaciones a mansalva porque la oposición de PP, IU y andalucistas sumaba más diputados— y se hizo notar nada más prometer su cargo. Por su vestimenta chirriante entre tantas corbatas (camisa roja abierta hasta el botón del ombligo); por su escenografía (mano izquierda apoyada en la cadera posando ante los fotógrafos); y por sus palabras de compromiso con “las criaturas humanas, la utopía, el pueblo andaluz, la nación andaluza, la insumisión y la libertad”. Ese mismo día rompió la disciplina de voto y dejó claro que era un hombre que decía una cosa, pero hacía la contraria.

Esa foto antigua se parece a la que se ha vivido en la sede del Parlamento en que Gordillo se ha vuelto a mover entre dos polos: no quería y quería dejar el escaño; no quería y quería seguir de alcalde. Preguntó y repreguntó a sus diputados qué hacer y volvió hacer la misma pregunta desde que llegó muy temprano, sobre las ocho de la mañana, al Parlamento. En realidad, Gordillo no tenía más tiempo y un minuto antes de que la Comisión del Estatuto, convocada a las doce, decidiera expulsarlo por incurrir en incompatibilidad, el secretario del grupo de IU selló a las 11.59 horas en el Registro de la Cámara su renuncia al acta. Ponía fin a 13 años de parlamentario durante cuatro legislaturas.

Cumplía así con la ley Electoral andaluza, que declara incompatible el cargo de alcalde y diputado. El sábado pasado tenía previsto renunciar al primer cargo, aunque iba a continuar como concejal, pero también en el último minuto suspendió el pleno municipal en que debía hacer efectiva su decisión por presiones de los concejales de su grupo. Nadie quería tomar el bastón de mando a menos de un año de las elecciones municipales.

El nuevo diputado de Izquierda Unida es contrario al pacto con el PSOE y cercano a Maíllo

El portavoz parlamentario de IU, José Antonio Castro, ha sido el que finalmente logró que firmara la renuncia, aunque momentos después de hacerlo Gordillo ha inquirido si podía dar marcha atrás. Este también sondeó si la reunión de la Comisión del Estatuto del Diputado podía posponerse 48 horas, pero IU no estaba dispuesta a que el sainete se prorrogara más. Como es preceptivo, firmó su adiós ante el presidente del Parlamento. Castro, visiblemente afectado por el sainete, ha dicho que Gordillo "ha reconsiderado su decisión tras un análisis con los concejales" y la asamblea de Marinaleda.

Gordillo ha evitado su expulsión, una medida que nunca ha tomado el Parlamento, pero sus indecisiones han puesto en entredicho la imagen de Izquierda Unida y en un brete a sus dirigentes. Estos se han refugiado en el pintoresquismo y la situación personal por la que atraviesa Gordillo para no dar una orden efectiva. “Es como es”, dicen.

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Por ser como es, Sánchez Gordillo fue el primer diputado andaluz sancionado con un mes sin sueldo. Ocurrió en octubre de 1996 por haber cobrado irregularmente dos salarios públicos, como profesor de EGB y como parlamentario durante un año y medio. Él dijo que no sabía que tenía esos ingresos.

El declive del ya exdiputado comenzó hace dos años. Sánchez Gordillo alentó en el verano de 2012 el asalto a un supermercado en un momento de gran agitación social por la crisis económica. Televisiones y radios de medio mundo (desde la Patagonia argentina hasta Irán) se hicieron eco de esta acción. Lo llamaron Robin Hood. Pero la sobreexposición a los focos le supuso una enorme factura personal que aún está pagando. Ahora él y su partido, la CUT, coquetea con Podemos, aunque el número dos de esta organización, Íñigo Errejón, dijo días atrás que no veía esa operación.

IU ha valorado la trayectoria de Sánchez Gordillo como diputado en favor “de los desfavorecidos y de las víctimas de la estafa” de la crisis económica, ha dicho su portavoz. PSOE y PP han eludido hacer crítica gruesa. El presidente de la Cámara, Manuel Gracia, ha dicho una hora antes del desenlace final que el Parlamento no puede actuar "en función de decisiones variables una persona". El portavoz socialista, Mario Jiménez, le ha afeado que no hubiera adoptado una decisión "más edificante y respetuosa" con la asamblea. Y el popular Carlos Rojas ha mostrado su "respeto" por la decisión, aunque "ha tardado bastante" en comunicarla.

El escaño del alcalde lo ocupará Álvaro García Mancheño, de 33 años, profesor de Educación Infantil y teniente de alcalde de Pedrera (Sevilla). También es de la CUT. Es contrario al pacto con los socialistas y es una persona muy cercana al coordinador de IU, Antonio Maíllo, quien lo incluyó en su ejecutiva.

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