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POESÍA

Pablo Guerrero homenajea al otoño en San Lorenzo de El Escorial

En la misma velada interviene Clara Ballesteros, una de las voces más dulces y veteranas

El otoño tiene mucho que ver con la poesía. En San Lorenzo de El Escorial, dos de las principales señas estacionales, el arbolado y la atmósfera, cobran su cromaticidad más plena y profunda en su prodigiosa mixtura otoñal. Tal vez por ello, Pablo Guerrero, el vate y compositor extremeño que implorara al cielo la lluvia, ha elegido San Lorenzo de El Escorial para ofrecer hoy sábado un recital con sus últimos poemas. Allí, bajo los tonos anaranjados de los tilos otoñando y entre el charol de la piedra humedecida por la lluvia, sonarán los poemas de Pablo y el rasgado de su guitarra, aquella con la cual levantara los ánimos de los resistentes antifranquistas de Entrevías y Vallecas, en sus recitales de arrojo y queja. Ahora, no menos indignado que entonces, sus poemas ofrecen tributo al deseo y la añoranza, tras tantos años de combate.

El lugar elegido será el Cafetín Croché, verdadero pulmón cultural de la villa escurialense, donde otros poetas como Octavio Uña, enamorado de san Lorenzo, adquirieron la nombradía con la que sus poemas han resonado en las letras madrileñas desde tiempo atrás.

En la misma velada interviene Clara Ballesteros, una de las voces más dulces y veteranas entre los cantautores e intérpretes madrileños que llevan cuatro décadas sobre la escena. De la misma generación y de compromiso semejante que Elisa Serna, Clara despliega una estela de actuaciones sobre tablas en las que ha cantado también al otoño en recitales en los que la acompañó Nacho Sáenz de Tejada, crítico musical y excepcional guitarrista, recientemente fallecido. Su hijo de igual nombre, ha asumido el reto de igualar a su padre, quien fuera con Juan Alberto Arteche y Laura Muñoz pionero y fundador de Nuestro Pequeño Mundo, aquella excelente banda coral que trajera a España los primeros sones del verdadero folk. Junto con José Luis Zorro García, líder de Los lobos, intérpretes de Vientos del Pueblo y el guitarrista Nicolás de Brozas, la noche sabatina se presenta bien interesante en ese refugio del otoño más bello que se ampara bajo el formidable monte Abantos.

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