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Seis de cada diez parados lleva más de un año en esa situación

La bolsa de mayores de 50 años sin trabajo crece sin parar desde 2007.

Elisa Silió
Camareros en la Plaza de Santa Ana.
Camareros en la Plaza de Santa Ana.julián rojas

En paro en la Comunidad de Madrid, que afecta a 631.000 personas (el 19% de la población activa), bajó el segundo trimestre del año un 2,06% respecto al año anterior, pero hay un dato que ensombrece cualquier buena noticia: el desempleo de larga duración. Un 60,7% de los parados lleva más de un año sin encontrar trabajo, según la Encuesta de Población Activa, aunque muchos desanimados ya ni se apuntan al Inem. Por eso en los datos del Ministerio de Trabajo representan el 44%. Y un dato más preocupante: el 45,1% de los desempleados ya no tienen prestaciones en la región.

Es la peor herencia de la crisis. Lo que se conoce como histéresis: cuando más tiempo pasa en el desempleo, más dificultades hay de volver a trabajar. “Pierden trabajo, dinero y entorno social. Un drama. Hay 45.000 personas en Madrid que llevan en las listas del paro más de cuatro años y en muchos casos está toda la familia sin trabajar”, relata Jesús del Pliego, secretario de Análisis y Programas de UGT Madrid.

Dos de cada tres mujeres desempleadas lo son de larga duración en Madrid. También la edad tiene un efecto de U invertida. A mayor edad del empleado, hay más posibilidades de que permanezca en paro. Y también incide negativamente el estado civil (soltero o casado), según el estudio Análisis del desempleo de larga duración en España, de la Universidad de Oviedo.

Ante este panorama, la Consejería de Empleo ha aprobado un plan de 28 millones de euros para fomentar los contratos de este perfil. La Comunidad subvencionará con hasta 1.610 euros mensuales los costes salariales y la formación (presencial o telemática de los desempleados) que sean contratados por nueve meses. “El objetivo no es tanto que mantengan el trabajo como ponerlos en la línea de salida para encontrar empleo. Que obtengan formación y experiencia real, no de prácticas”, explica Valentín Bote, director general de Empleo.

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“Menos es nada, pero es poner una tirita después de un hachazo. Lo que se necesita es un plan firme de formación y reciclaje. Y que realmente se preocupen de los parados”, prosigue del Pliego. “Hay muchos cursos de formación continua porque se exigen a las empresas, pero no en el Inem”.

“Nos parece que es muy poco dinero para tanta gente sin prestación”, ahonda en esta opinión María Cruz Elvira, secretaria de Empleo de Comisiones Obreras Madrid. “Con el plan pasado se beneficiaron dos mil y pico personas y, si hay 251.0000 personas sin prestación, beneficia a muy poca gente”. A Elvira le gustaría que Madrid destinase fondos propios al empleo, no solo el que le da el Estado, “y que no existiesen solo medidas dispersas, sino un plan de empleo, que no existe como dicen”.

El tiempo de desempleo lo determina también el nivel de estudios, pues si el trabajador está muy formado tiene menos papeletas para permanecer desocupado. “Hemos detectado que si alguien se forma mientras está desempleado duplica sus posibilidades de encontrar trabajo. Y si este es de larga duración las multiplica por cuatro”, asegura el director general de Empleo. Paradójicamente, los menos formados son los menos interesados en mejorar su preparación.

En el programa contra el paro de larga duración de 2013, dotado con ocho millones menos, la permanencia en el puesto de trabajo debía de ser de al menos seis meses. Los 2.400 seleccionados trabajaron como pintores, auxiliares administrativos, restauradores, peluqueros, recepcionistas, veterinarios o personal de limpieza, entre muchos otros. El 65% tenía cargas familiares y un 60% llevaba en situación de desempleo más de dos años.

Bote, frente a la crítica a la falta de un plan de choque ambicioso, precisa que hay otros programas que —sin etiquetarse como larga duración— también van dirigidos a ellos. Como uno que otorga certificados de cualificación (70 millones de euros) o de colaboración social, para receptores de la prestación que necesitan recualificarse (20 millones).

La franja de edad más débil se sitúa entre los 50 y 59 años —su número sigue creciendo— y por ese motivo en el plan contra el paro de larga duración uno de cada tres contratos se destinó a mayores de 45 años. En muchos casos, cuenta Bote, la solución pasa por reorientar el oficio cuando este requiere esfuerzo físico. Es poco probable que se contrate de nuevo a un albañil de 55 años, pero puede trabajar en logística o en una industria.

Bote reconoce que en el programa anterior los ayuntamientos acapararon casi todas las plazas: “No hubo mucho tiempo para solicitar el problema y muchas empresas no se enteraron. Los ayuntamientos, en cambio, están acostumbrados a pedir ayudas”. Pero aspira a que las compañías se animen.

Elvira, de CC OO, prefiere que se subvencione con los 1.610 euros mensuales a administraciones públicas que al sector privado. “En cuanto termina el contrato las empresas —que no hacen nada por la construcción de empleo— echan a los trabajadores y esperan a otro plan para volver a contratar por unos meses”. Y asegura que su sindicato tiene que hacer un detenido seguimiento de los programas, porque en los ayuntamientos se ha intentado que trabajasen más tiempo del estipulado. “Como parte del programa es formación, les decían que tenían que seguir en prácticas o que, si no iban, no les dan su certificación formativa”.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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