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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ese chico de Málaga

La prensa conservadora se ceba con el presidente del PP andaluz, a quien da por muerto. Por eso, Rajoy acudió en su rescate

Mariano Rajoy lo eligió a dedo en Madrid y cinco meses después, ha tenido que volver a sacar su dedazo y decirle a la crema de la sociedad sevillana que su hombre, Juan Manuel Moreno Bonilla, “cuenta con nuestro apoyo y respaldo”.

Falta le hacía a este especialista en engordar su currículo y adelgazar su nombre. Mientras añadía másteres inexistentes a su biografía, reducía su nombre de guerra a un sencillo Juanma Moreno. Para que al menos recuerden su nombre más fácilmente.

Lo tiene difícil el presidente del PP andaluz. Y no solo entre la ciudadanía en general, sino en sus propias filas. Leída con atención la prensa de la comunidad más afín al PP, no es de extrañar que Rajoy decidiera tomar el AVE para pasar cuatro horas en Sevilla apuntalando a un líder precario. Una ceremonia de autentico re-dedazo ante la alta burguesía sevillana, los empresarios y muchos dirigentes regionales del PP.

“Tiene coraje y ganas”, bramaba Rajoy. “Es una apuesta segura y de futuro”, concluía.

Pero la misa iba por dentro. Lo cierto es que el liderazgo de Juanma Moreno al frente del primer partido de Andalucía es endeble por no decir inexistente. No lo afirmo yo. Lo he leído estos días en la prensa conservadora de la comunidad. Que escribía cosas como esta: “No ha demostrado la solidez suficiente para hacerse con las riendas del partido y construir en torno suyo una alternativa viable” (editorial en la cadena del Grupo Joly). Que concluía: “No se ha consolidado como dirigente de la oposición”.

Articulistas varios se han ocupado de ese grave problema que tiene el PP con el sucesor del amilanado Zoido. Algunas perlas: “Moreno está solo”; “sigue desnortado y sin una clara estrategia”, “lleva varias semanas sin rumbo fijo”. Más: Rajoy acudió a Sevilla la pasada semana “para disuadir a quienes ya empiezan a moverle la silla”.

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La silla se la mueven fundamentalmente, en Sevilla, “sociedad desconfiada y hostil” hacia Moreno, escribe otro. Allí debía reinar José Luis Sanz, el sucesor in péctore de Zoido, hasta que se atravesó en su camino una fundada sospecha de corrupción. Lo sustituyó “ese chico de Málaga”, como le dicen a Moreno en los salones del poder sevillano. Está solo. Su equipo no funciona. Un columnista malagueño escribía que “anda más perdido que Adán el día de la madre”. Y concluía: “Ya hay quien le da por muerto”.

Tan poca confianza tiene en sí mismo, que el propio Moreno reconoció al poco de llegar que no pensaba en las próximas elecciones, sino en las siguientes. Las primeras las da por perdidas.

El problema es si los hombres fuertes del PP andaluz (sobre todo los de Sevilla) van a mantener en el puesto a “ese chico de Málaga” que llegó de un capirotazo desde Madrid para conducirlos a la derrota.

@JRomanOrozco 

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