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El turismo destruye 19.400 empleos pese a las cifras récord de visitantes

El conjunto del sector perdió el año pasado 19.400 puestos de trabajo y 35.200 desde 2008

Dani Cordero

Algún problema tiene un sector cuando, pese a su fuerte demanda, es incapaz de generar empleo. Es el caso del turismo, responsable de uno de cada diez empleos en Cataluña. Barcelona volvía a sacar pecho la pasada semana tras marcar un récord de 7,5 millones de visitantes en 2013, el 1,8% más. La evolución catalana es similar: atrajo a 15,6 millones de turistas internacionales, el 8% más. Pero a pesar de esos datos históricos, el sector ocupó el año pasado a 19.400 personas menos que en 2012 (35.200 menos desde 2008).

Ningún trimestre fue mejor que el del año anterior, dinámica que se ha prolongado toda la crisis, al compás de una pérdida de peso relativo de asalariados frente a trabajadores autónomos, que representaban el 25% del total en el cuarto trimestre de 2013. Los contratos por hora, y sobre todo los de media jornada, se han disparado el 10%, y superan el 30%, según denuncian CC OO y UGT.

Sonia, nombre ficticio de una persona que trabaja como fregaplatos en un reconocido hotel de cuatro estrellas de la Diagonal de Barcelona, conoce bien las consecuencias de ese cruce de datos. Más clientes y menos empleados supone más trabajo, pero no significa mayor salario. “Hace tres años en mi departamento éramos 18 fregaplatos y ahora somos seis; en el caso de la cocina han pasado de 20 a 12 y el gran problema llega para las camareras de habitación: antes tenían que hacer unas 16 habitaciones por día y ahora están obligadas a acabar una habitación en 15 minutos”. Y Sonia reconoce que en su hotel, muy sindicalizado, tiene suerte. Cobra 1.100 euros al mes si se tiene en cuenta el plus de nocturnidad de 100 euros.

Empresas subcontratadas ofrecen empleos en el sector por 700 euros brutos mensuales

El director de otro hotel barcelonés de cuatro estrellas y cien habitaciones admite que las estructuras se han reducido al máximo. En su caso, la plantilla es de solo 11 personas. El resto de personal lo aportan subcontratas, que son más baratas y permiten librarse de pagas extraordinarias y vacaciones. El ejecutivo reconoce que en los últimos años están llegando ofertas de pequeñas empresas de servicios reventando los precios por la subcontratación de los servicios de habitaciones, servicio al que han incorporado más tareas como los desayunos. “Esas compañías pueden llegar a pagar salarios brutos de 700 euros mensuales”, reconoce. Otras fuentes del sector admiten que cada vez hay más subcontratación.

“No sé qué hace la competencia, pero nosotros no reventamos los precios porque estamos regulados por el convenio del sector”, explica Cristina Serra, directora en Cataluña de la empresa de trabajo temporal Randstad. Serra apunta que la temporalidad es indisociable del turismo, muy marcado por la estacionalidad de puentes, vacacaciones y de las ferias y congresos. Sí admite que los salarios que se pagan están determinados por los costes fijos y los precios que marca la competencia.

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La caída del empleo contrasta con el crecimiento de la planta hotelera que, por ejemplo, protagoniza Barcelona, que cada año abre un mínimo de diez nuevos hoteles. Los establecimientos no solo compiten con otros del resto de Europa y destinos turísticos de todo el mundo, sino contra ellos mismos. La consecuencia no es otra que una guerra de precios y un estrechamiento de los márgenes, que también tienen que convivir con un incremento de gastos en suministros básicos (electricidad, gas y agua), sostiene Manel Casals, secretario del Gremio de Hoteles de Barcelona. En otras zonas de Cataluña los touroperadores presionan para bajar precios.

En los últimos años los hoteles casi no han subido tarifas e incluso estas serían inferiores si se tuviera en cuenta la inflación. Es la fórmula escogida por el turismo sea más competitivo. Los indicadores de competitividad del Departamento de Empresa indican que entre el tercer trimestre de 2012 y el segundo del pasado año, Cataluña mejoró en 1,5 puntos su competitividad con países de todo el mundo. Si se compara con el resto de países de la Unión Europea, el salto es de 1,1 puntos. Dos terceras partes de esa mejoría llegaron por la vía de los precios.

Un consultor del sector hotelero recuerda que la temporalidad es un elemento implícito del sector, pero recuerda que ese elemento está colaborando a “agravar el contraste en la distribución de la riqueza entre capital y trabajo”. Pero en muchos hoteles, especialmente los que no se levantaron en la etapa de altos precios inmobiliarios, los márgenes de explotación son muy altos y no explicarían unas condiciones laborales peores que las del pasado, de por sí más bajas que en otros sectores.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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