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Las autonómicas, que esperen

Patxi López agotará al máximo la legislatura, seguro de rentabilizar su gestión y del desgaste del PP. La clave estará en el previsible rechazo a los Presupuestos

Patxi López, durante una de las sesiones plenarias en el Parlamento de Vitoria.
Patxi López, durante una de las sesiones plenarias en el Parlamento de Vitoria.L. RICO

“En el Gobierno vasco, ahora, pasa como en el Barcelona que dejó Guardiola: todos sabemos que llega el final de un ciclo”. La frase sale desde una de las consejerías de la actual Administración socialista, en Lakua. Es una sensación que se antoja generalizada sobre la base comúnmente asumida de que las próximas elecciones dibujarán un panorama muy diferente del actual. La principal duda radica en conocer cuándo se producirá este cambio, en definitiva cuándo convocará las elecciones autonómicas el lehendakari, Patxi López. Entre las fuentes consultadas por este periódico durante esta semana, dentro y fuera del Parlamento vasco, nadie se atreve a pronosticar una fecha, pero mayoritariamente corre la sensación de que se retrasarán el máximo posible.

En el entorno del lehendakari nadie ve “razones en la calle, una exigencia ciudadana” para adelantar las elecciones. “No es una cuestión de resistir por resistir”, precisaba un asesor directo de Patxi López. En este entorno se trabaja con la idea de que “el adelanto electoral no supone ninguna mejora para la economía” que es, añaden, “el auténtico problema y sobre el que se sigue trabajando”.

También desde Lehendakaritza niegan la búsqueda de un rédito político en mantener la actual legislatura a pesar de haber perdido de manera elocuente el apoyo del PP, que le permitió llegar al poder. “Si el lehendakari hubiera querido aprovechar el momento político podría haber convocado en mayo cuando el PNV no tenía siquiera candidato, o cuando la izquierda abertzale tenía a Sortu sin legalizar y sigue sin tener candidato”, explican a modo de justificación.

Aunque la opinión publicada vaya por otra dirección, es una realidad constatable que en el Gobierno vasco nadie trabaja con el horizonte de un adelanto electoral. Desde la oposición, en cambio, justifican esta posición “por el miedo que tiene el PSE a dejar en la calle a miles de peronas que no tiene dónde colocar porque ha perdido toda referencia institucional en Euskadi”. Entre los afectados, entre quienes se han incorporado a la Administración en esta etapa socialista hay una cierta amargura. “Cada uno sabe lo que viene, no nos engañamos de que esto se acaba, pero seguimos trabajando en el día a día porque hemos hecho una buena gestión y solo nos da rabia que nos haya tocado la peor de las suertes con una crisis económica tan fuerte”, admite un empleado en excedencia de una empresa privada.

Podría convocar elecciones a finales de diciembre y a las urnas, en febrero

En Ajuria-Enea prefieren hablar de “responsabilidad”. El lehendakari López ha decidido no dedicar “un segundo” al tema del adelanto electoral, que le reclama el resto de la Cámara. “Hay muchas cosas por hacer, tenemos proyectos en marcha, hay planes de internalización y de ayudas a empresas y queremos cumplir”, advierten. Más aún, hay un convencimiento extendido por las consejerías de que “nuestra gestión aguanta cualquier comparación” con la de gobiernos anteriores “y sobre todo la del último tripartito”, añaden con intención.

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Desde el PP no ven “ningún sentido a que se empecinen”, en alusión a la continuidad del Gobierno vasco. “Igual están buscando tiempo para ver dónde colocan a López en Madrid y mientras pasa el tiempo sin que pueden hacer nada”, critica un portavoz popular, harto del papel del lehendakari en su “oposición a Rajoy”. Para los socialistas, en cambio, supone un balón de oxígeno, y lo reconocen: “A Patxi López se le ve a gusto, con un discurso propio, remarcando el acento social, la cuestión del autogobierno”, señala un dirigente socialista. Para muchos, la clave de situación estuvo el pasado miércoles, durante el desayuno informativo del lehendakari, en Madrid. “Si había alguna duda sobre el adelanto, allí se quitaron: quiere seguir porque está convencido de que debe ser así”, subraya uno de los asistentes.

Este desgaste que pretenden los socialistas es asumido por el PNV ya que es una pelea entre dos rivales directos en las próximas elecciones. Pero en el seno del EBB sostienen que “por responsabilidad”, el lehendakari debería adelantar las elecciones, consciente de su debilidad política en el Parlamento. Los populares no escatimarán esfuerzos para infringir cuantas derrotas puedan a su anteriores socios.

“La clave estará en la audacia para defender el nuevo Presupuesto”

Como contrafuego a esta probabilidad real, los socialistas no descartan “ralentizar” la exposición a la derrota que supone mantener iniciativas legislativas en esta recta final de legislatura. “No hay tampoco necesidad de que se evidencia esa minoría porque apenas quedan leyes importantes y la Municipal también se le ha atragantado mucho tiempo al PNV”, rcuerdan desde el grupo socialista.

La clave para desentrañar el futuro de la legislatura se asocia, desde el entorno del Gobierno, al debate sobre los Presupuestos para 2013. En el PSE-EE ya se trabajaba con la idea de que “por encima de que siguiera el pacto, el PP nunca iba a apoyar los últimos Presupuestos de la legislatura por razones de interés electoral”, admiten. Ahora, la soledad política ya está asegurada. En ese contexto, la pretensión de López de alargar al máximo la legislatura pasaría, según admiten círculos socialistas, “por el grado de audacia que se tenga para llevar hasta el final la defensa de unos Presupuestos propios, sabiendo que serán tumbados por PNV y PP”. Desde Lehendakaritza se advierte de que se trabaja “con normalidad” en este proyecto.

Así las cosas, traducida esta intención política al calendario, el Gobierno definiría primero las directrices a la espera, en octubre, de la capacidad económica que se desprenda del Consejo Vasco de Finanzas, y, posteriormente, entregaría su propuesta en el Parlamento. Entonces se asistiría al lógico rechazo que obligaría al lehendakari, pero ya en diciembre, a convocar elecciones. Así, transcurrido un plazo legal de entre 54 y 60 días, podrían celebrarse las elecciones “a finales de febrero o primeros de marzo”.

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