_
_
_
_
Reportaje:

Saeco y Vanzetti, una rehabilitación con medio siglo de retraso

En el cincuenta aniversario de la ejecución de los anarquistas de origen italiano, Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, todavía persisten las dudas y las pasiones siguen enardecidas: ¿fueron criminales o mártires?El actual gobernador del Estado de Massachusets, Michael Dukakis, reconoció y proclamó el mes pasado que el juicio en que se les condenó no fue «justo ni equitativo por haberse desarrollado en un ambiente de perjuicio contra, los trabajadores extranjeros y por la conducta de algunos funcionarios que intervinieron en el caso y que carecían totalmente de parcialidad». El documento firmado por el gobernador el 19 de julio de este ano no levanta la condena a los dos anarquista al referir: «No pretendemos determinar si fueron culpables o inocentes, pero sí recordar a la gente civilizada la constante necesidad de estar en guardia contra nuestros prejuicios, nuestra intolerancia y nuestros fracasos en la defensa de los derechos dé las personas.» Finalmente el documento declara el día 23 de agosto de este año 1977, Día del recuerdo de Sacco, y Vanzetti.

Esta proclamación ha levantado gran oposición, como si el juicio se hubiera celebrado hace unos días. La publicación de varios libros sobre el caso ha contribuido a hacer de este un tema de actualidad.

Cuando Sacco y Vanzetti emigraron de1talia, en 1908, no parecían destinados a la inmortalidad. Trabajaron en lo que pudieron y en lo que les dejaron. Sacco terminó siendo zapatero y Vanzetti hizo de todo hasta acabar como vendedor ambulante de pescado. Durante la primera guerra mundial huyeron a México, ya que se oponían a participar en ella.

Campaña de deportación

En los años 1919 y 1920, el Departamento de Justicia norteamericano emprendió una campaña de deportación en mas a de todos los extranjeros sospechosos de realizar actividades extremistas. También fueron detenidas miles de personas acusadas de participar en reuniones públicas no autorizadas. Esté era el ambiente cuando los dos italianos fueron acusados, más que por pruebas, por su condición de extranjeros, radicales y anarquistas.En diciembre de 1919, hubo un intento fallido de robo en Bridgewater, cerca de Beiston y también cerca de esta ciudad, en South Braintree el 15 de abril de 1920, un cajero y un guardia de una fábrica fueron acribillados a balazos por cinco individuos que les robaron 15.000 dólares. El jefe de policía de Bridgewater recuerda que un confidente le aseguró que ambos sucesos habían sido ejecutados por anarquistas italianos. Veinte días más tarde Sacco y Vanzetti fueron detenidos y acusados, en principio , de tenencia ilegal de armas. Los interrogatorios de la policía se concentraron en sus convicciones políticas. Testigos que habían presenciado el intento de robo en Bridgewater, descartaron a Sacco como uno de los participantes. Vanzetti, a pesar de tener una coartada fue juzgado y condenado de doce a quince años de cárcel por asalto con intento de robo. Al poco tiempo los verdaderos asaltantes de Bridgewater se declaraban culpables del delito. La justicia americana había cometido su primer fallo

Siete semanas

El juicio contra los anarquistas por los asesinatos de South Braintree empezó el 31 de mayo de 1921. Durante siete semanas en una sala abarrotada, la defensa y el fiscal del distrito presentaron testimonios sobre los acusados y pruebas balísticas completamente contradictorias. Ambos admitieron que habían mentido durante el interrogatorio pues estaban convencidos de que estaban detenidos por anarquistas y deseaban proteger a sus camaradas. En junio de 1921, un ano después de cometido el delito, fueron condenados a la pena capital. Durante los seis años siguientes, el abogado defensor apeló en repetidas ocasiones y solicitó ocho veces que se anulara el juicio, alegando numerosas irregularidades.En 1925 un puertorriqueño llamado Celestino F. Madeiros se confesó autor del delito, al mismo tiempo que negaba la participación de Sacco y Vanzetti en el mismo. Esta confesión ni siquiera se tuvo en cuenta. Pese a las postergaciones, recursos, peticiones y suspensiones solicitadas por la defensa y a la tenaz acción que desarrolló el Comité pro Sacco y Vanzetti, la sentencia se mantuvo Personalidades como Einstein, Roman Rolland, la condesa de Noailles y Miguel Unamuno firmaron peticiones de clemencia. El caso ocasionó que la gente se manifestara públicamente pidiendo una revisión de lo que se consideraba una verdadera farsa en vez de un juicio, donde los testigos se habían contradecido, las coartadas se habían ignorado, las pruebas balísticas no probaban nada concreto y por medio de chantaje coacciones y presiones se había impedido declarar a varios testigos de la defensa.

Después de ser desoídas toda las peticiones se fijó la fecha en que debían ser electrocutados: el 10 de julio. Vanzetti solicitó el perdón al gobernador del Estado, Fuller, petición que fue denegada. Sesenta y un profesores de leyes solicitaron que se nombrara un comité, para revisar el caso. El gobernador seleccionó al presidente de la Universidad de Harvard y al presiden te del Instituto de Tecnología de Massachusetts para presidir dicho comité.

El 27 de julio el veredicto fue ratificado por este comité. La defensa trató de aplazar la sentencia pero fracasó nuevamente. En el trágico amanecer del 23 de agosto de 1927, un día cálido y angustioso, fueron electrocutados.

Una enorme multitud siguió a pie los coches fúnebres hasta el cementerio de Forest Hills, donde lo cadáveres fueron incinerados y sus cenizas repartidas entre los familiares.

La viuda del abogado defensor, que participó activamente en el caso recuerda la confesión de Madeiros: «Fue increíble, mi marido investigó sobre esta confesión sin ninguna esperanza, pero lo asombroso es que todo coincidía perfectamente. La banda de Moreli, a la que pertenecía Madeiros, había sido vista en la escena del crimen a pesar. de que eran profesionales y sabían cómo encubrirse.» Meses después de las ejecuciones, esta banda se adjudicaba los asesinatos de South Baintree al mismo tiempo que una revista de Nueva York llamada Outlook revelaba con toda clase de pruebas documentos la inocencia de Sacco y Vanzetti. James Meda, jefe de una banda de atracadores declaró que Vanzetti no tenía nada que ver en él y que él mismo había organizado el intento de atraco. Sin embargo, las peticiones de revisión del proceso fueron desatendidas.

La hermana de Vanzetti, Vincenzina vive en Cuneo, Italia. Allí recibió una traducción de la pro clamación del gobernador de Massachusetts. «He vivido durante años con la esperanza de que algún día se hiciera justicia», escribió al gobernador Dukakis. «Se- lo agradezco no solamente en mi nombre .sino también en el de Italia y en el de las personas que en todo el mundo han estado luchando por esta causa. »

El senador por Massachussetts, David H. Locke, ha propuesto una resolución condenatoria a la proclamación de Dukakis, «por haber puesto en entredicho la parcialidad del jurado, del juez y de los tribunales americanos ». Después de leer la proclamación del gobernador parece que Sacco y Vanzetti fueron acorralados y linchados por una multitud» dice Locke. «Creo que tuvieron un juicio con todas las garantías, con más garantías que cualquier otro criminal, dada la publicidad del caso. »

En diciembre de este año la Universidad de Harvard abrirá un sobre sellado durante cincuenta años sobre la revisión del caso. Entonces se verá si Locke tiene razón o no.

El caso puede calificarse de «asesinato legal» y esta rehabilitación ha llegado demasiado tarde.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_