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"Triste sería que me negaran comulgar por socialista"

Bono responde a la campaña episcopal contra quien vote la ley del aborto

Anabel Díez

"Triste, como muchísimos cristianos", asegura que se siente el presidente del Congreso, José Bono, ante la reafirmación de "un grupo de obispos" en que los políticos que voten la reforma de la ley del aborto no pueden recibir la comunión. No obstante, Bono declina responder a la pregunta de si intentará tomar la comunión pese a encontrarse inscrito en el grupo de personas que para la Iglesia no pueden ya recibir este sacramento. La Iglesia los señaló como "hombres públicos pecadores". El portavoz del Episcopado, Juan Antonio Martínez Camino, ha advertido de que "quien apoye, vote o promueva" la ley del aborto, "está en pecado mortal público y no puede ser admitido a la sagrada comunión".

"La solución está en el entendimiento, no en la condena, en la espada inquisidora"

"No, no, yo no quiero provocar un escándalo que perjudique a la Iglesia, y no quiero personalizar en mí este asunto", respondió Bono a este periódico. En su conversación demuestra un grado de consternación notable y recuerda: "No puedo olvidar los muchos crímenes de Pinochet a la vez que recuerdo a este asesino tomando la comunión". Bono, la tercera autoridad del Estado, como otros diputados socialistas, entre ellos José Antonio Pérez Tapia, han explicado su posición por escrito, en sendos artículos en este periódico, en el convencimiento de que la jerarquía eclesiástica podría reconsiderar su posición respecto a los parlamentarios que apoyen esta reforma.

Los obispos habían sostenido que el aborto es contradictorio con la fe católica. Quien lo avale será considerado hereje y, por tanto, excomulgado. Ahora, aseguran que no serán expulsado de la Iglesia, pero estarán en "una situación objetiva de pecado" y no podrán comulgar. "He pasado parte de mi vida tendiendo puentes entre quienes militamos en el socialismo y quienes queremos acomodar nuestra conducta al Evangelio", señala Bono. "No quiero ponerme como ejemplo de nada, pero creo que la solución está en el entendimiento y no en la condena, en la espada inquisidora". Bono continúa: "Tengo la conciencia tranquila, pero estoy triste porque un grupo de obispos me quiera excluir de la comunión". A continuación, desgrana una sospecha: "Lo más triste sería que me quieran excluir por ser socialista, ya que con el PP no tuvieron una actitud tan inquisitorial cuando mantuvieron una ley del aborto, la actual, más permisiva que la que está en tramitación".

El pasado viernes, José Bono pronunció una conferencia en Barcelona a la que asistió el abad de Montserrat, a quien el presidente del Congreso agradeció mucho su presencia. Personas que estuvieron presentes en ese encuentro aseguran que un prelado comentó a Bono lo siguiente: "Algún colega mío prefiere a Bono ateo que cristiano discrepante". Esta confidencia fue comentada posteriormente al presidente del Congreso.

"Los obispos se han equivocado con esta actitud, porque hacen daño a los millones de españoles que quieren compatibilizar ser socialista y ser cristiano, porque si no fuera compatible habría que cerrar la mitad de las iglesias y la mitad de las agrupaciones socialistas". Los diputados socialistas que se declaran cristianos no han dudado en apoyar la reforma de la ley, aunque sí han suscitado el debate acerca de que las chicas de 16 años pudieran interrumpir el embarazo sin consentimiento de los padres.

El presidente del Congreso ha dedicado "mucho tiempo" en hablar con parlamentarios de CiU y del PNV. Estos últimos unieron sus votos a los socialistas, junto a los otros grupos de izquierda, para rechazar las enmiendas que pretendían tumbar la ley. En CiU hubo división de voto.

José Bono, ayer, tras clausurar el Congreso de Escuelas Católicas.
José Bono, ayer, tras clausurar el Congreso de Escuelas Católicas.EFE
Pinochet comulga en 2002.
Pinochet comulga en 2002.REUTERS

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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