Diego Bernal López, periodista
A las piedras de Santiago, que tan felices andaban estos días asoleándose para curar las largas humedades del invierno, se le congeló la sonrisa. Con la muerte, a los 60 años, del periodista Diego Bernal López, Compostela sufrió una amputación: como si ya nunca más volviera a tañer la Berenguela, la campana de la catedral; como si se marcharan al galope los caballos de granito de la plaza de Platerías o como si se evaporasen todos los barriles de ribeiro en las tascas de la Rúa do Franco. La pasión de Diego Bernal por su ciudad fue mucho más lejos de los libros y los centenares de artículos que escribió, de los millares de anécdotas que recogió o él mismo fabuló, de los pregones y discursos que pronunció. Diego Bernal había logrado convertirse literalmente en parte del paisaje compostelano. De súbito, en una esquina cualquiera, el paseante despistado oía una voz, notaba el olor de un habano y, enseguida, sin aviso previo, le asaltaba un comentario mordaz o un nuevo chiste sobre curas. Y allí estaba Diego, una presencia tan antigua como las columnas de los soportales en el casco histórico.
Durante 31 años, Bernal trabajó en la agencia Efe, de la que fue delegado en Galicia y Asturias. No hay un solo medio de comunicación en Galicia -escrito o audiovisual- que no lo acogiese alguna vez como colaborador. Jubilado en la agencia pública, ahora andaba embarcado en nuevos proyectos: un diario digital y una cadena de radio. Él, que tanto ruido despertaba siempre a su alrededor, se fue del modo más discreto. Una enfermedad súbita y fulminante hizo que la noticia de su muerte sorprendiera incluso a muchos de sus conocidos. Tal vez quiso ahorrarse despedidas previas para permanecer fiel a aquella ocurrencia de su admirado Julio Camba que él solía citar tan a menudo: 'Todas las pompas son fúnebres'.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.