"Soy la única de clase sin móvil"
Un sondeo concluye que todos los niños de 13 años lo tienen - El Defensor del Menor pide responsabilidad a los padres
Clara tiene 10 años, vive en Barakaldo, y pregunta con insistencia a sus padres: "¿Por qué soy la única de clase sin [teléfono] móvil?". Esta situación se da en muchísimos hogares vascos e indica la precocidad con que los menores acceden a estos terminales. Un estudio de la Dirección de Consumo del Gobierno, dado ayer a conocer, concluye que en Euskadi todos los niños de 13 años disponen de teléfono móvil. El 38% lo empezó a manejar antes de alcanzar esa edad. Sara, donostiarra de 14 años, lo tiene desde hace dos, pero aclara: "Fui la última de mi clase". El Defensor del Menor en Euskadi, Jesús Gutiérrez, sostiene que no se debe criminalizar el uso del móvil a edades tan tempranas y apela a "la responsabilidad de los adultos" en su labor de "educar a los hijos sobre la correcta utilización de las nuevas tecnologías".
El mercado juvenil es uno de los más atractivos para las operadoras
El informe de Consumo revela que el 33,5% de los vascos gasta más de 20 euros mensuales, un 22,1% abona entre 12 y 16 euros y el 15,8% no llega a ocho euros al mes. Menos de la mitad se interesa por las facturas, según la encuesta realizada a 800 personas. Juan Manuel Azpeitia, experto en el sector que ha trabajado para Orange, Vodafone y Airtel, certifica el interés de las operadoras por el mercado junior: "Es un mercado muy importante, no tanto por lo que consumen hoy como por lo que gastarán cuando sean adolescentes o adultos. Es la mejor manera de fidelizar al cliente, porque captar un abonado cuesta hoy menos que mañana".
El 36,4% de los encuestados considera el móvil una buena herramienta para estar localizable. El 23,8% lo utiliza habitualmente para relacionarse con sus amistades, otro 21,4% para enviar mensajes cortos (SMS) y un 18,6% para hablar con su familia. Sara reconoce que se comunica mediante SMS "para gastar poco". "A las 5 en el Buenpas", es uno de los mensajes tipo de Sara para citarse con su cuadrilla en la plaza del Buen Pastor.
"Los que tenemos tarjeta prepago nos quedamos enseguida sin saldo; los de contrato arruinan a sus padres", dice Sara. Éstos, explica, utilizan más el móvil que los primeros. Ella carga unos 20 euros al mes para "estar en contacto con mis padres y amigos". Lo que más valoran los adolescentes es que el aparato tenga juegos y la posibilidad de reproducir música. Sara cuenta que compañeros de su clase tienen teléfonos que "cuestan mucho dinero". En Álava y Guipúzcoa, más del 50% de los usuarios tienen contrato, mientras que la tarjeta prepago se impone en Vizcaya con un 59%.
La Defensoría de la Infancia no ha recibido ninguna queja relacionada con la telefonía móvil. Gutiérrez afirma que esta tecnología "tiene sus peligros si no se hace un uso racional" por parte de los menores, pero también tiene ventajas: "Permite tener a los hijos localizados y utilizarlo en situaciones de urgencia. Los padres deben hacer un seguimiento sobre el uso". Y apostilla que a veces el móvil "no es una petición de los chavales, sino una necesidad creada por los padres", como ocurre en familias que regalaron el aparato en Reyes sin haberlo pedido sus hijos.
A la vista del mercado potencial existente en este segmento de la población, Azpeitia advierte de que las operadoras ya están lanzando ofertas ad hoc, como tarifas de 8 euros al mes sin limitación en el número de SMS y correos electrónicos: "El mercado de voz está agotado; el negocio está en la transmisión de datos. A medio plazo, no pagaremos por las llamadas del móvil, como pasa ahora con el teléfono fijo".
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