Vuelve el coche a Sevilla
Sevilla presume de tener uno de los centros históricos más extensos de Europa, que permite recorrer a pie algunos de los monumentos más destacados de la ciudad. Pero la conciliación de los intereses de peatones, conductores, ciclistas y comerciantes ha suscitado un encendido debate con posiciones antagónicas.
El anterior gobierno municipal (PSOE e IU) optó por limitar el acceso de los vehículos al centro e impuso multas de 70 euros a aquellos coches que circulasen más de 45 minutos por el centro. Como en otras cuestiones, la ciudad se polarizó. Se ha reducido la contaminación, los ciudadanos han ganado terreno a los coches, decían unos. Es una imposición sin sentido, miles de comercios irán a la ruina, decían otros.
Mientras continuaba el circular debate, el nuevo alcalde de Sevilla, el popular Juan Ignacio Zoido, ha zanjado la cuestión con un ordeno y mando: una resolución de alcaldía sin oír previamente al pleno municipal permite a partir de mañana que los coches vuelvan a circular libremente por el centro de la ciudad.
Es cierto que Zoido recogía como promesa electoral la eliminación de las restricciones de tráfico, como lo es también que se ha forjado una imagen de político dialogante que no se compadece con una decisión que hurta una votación en el pleno municipal que se celebra mañana. Este era el foro en el que estaba previsto aprobar la polémica decisión antes de que decidiera dar un golpe de autoridad (y de efecto). Inició Zoido su mandato con una absurda polémica sobre la eliminación de mobiliario urbano heredado del gobierno anterior y la revisión del nombre de una calle dedicada a Pilar Bardem. Luego matizó y matizó, pero el lío ya estaba montado.
Con este nuevo episodio Zoido marca un estilo de gobernar que es innecesario. Sus 20 concejales (de un total de 33) le dan margen para cuidar las formas. La zoidomanía, una corriente que ha surgido entre los sectores más conservadores de Sevilla tras los comicios de mayo, y que atribuye poderes casi taumatúrgicos al nuevo regidor, está de enhorabuena. Ya tiene un alcalde de ordeno y mando, y Sevilla vuelve a ser la ciudad de los coches.
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