Vino y votos
¡Con los votos ha topado, señora Salgado! El proyecto de ley contra el alcohol de la ministra de Sanidad no ha pasado siquiera la fase del segundo borrador ante las fuertes presiones del sector del vino, que ha querido ver de manera exagerada en la norma un ataque a sus intereses. Salgado lo ha retirado, como no podía ser de otra forma, al convertirse en un tema de "confrontación electoral". La ministra no ha sido capaz de obtener el consenso, se ha encontrado sola, sin demasiado respaldo del Gobierno y de su partido, especialmente en Castilla-La Mancha, consciente de la sangría de votos que significaría enfrentarse a los productores vitivinícolas a cien días de las elecciones autonómicas y municipales.
Pero lo cierto es que el juego electoral ha dejado aplazada para tiempos mejores una ley necesaria para prevenir el consumo creciente de alcohol en los menores. Era una legislación sanitaria antes que económica, centrada en los jóvenes, pero eso no ha sido entendido por el sector, que ha defendido que la resultante era un ataque directo al vino. Resultaba difícil de comprender la tesis de excluir a éste con el argumento de que no debía ser considerado una bebida alcohólica. Con ese razonamiento, habría tenido que excluirse también la cerveza, que tiene menos graduación que el caldo de la vid.
Es un fiasco para la ministra pero también para el Gobierno. A Salgado le ha faltado capacidad de convicción y explicación, y sobre todo muñeca para iniciar las consultas con los productores bastante antes. El presidente del Ejecutivo no ha querido defender a su ministra o sugerirle que la ley debía haber sido redactada en otro momento de la legislatura; desde luego, no ahora a la vuelta de la esquina de unas elecciones. Ha habido demagogia en algunos dirigentes del PSOE (Bono la calificó de "disparate") e hipocresía en otros del PP, que cuando tuvo el Gobierno intentó sin éxito sacar adelante una ley relativa al alcohol con el fin de regular el consumo del botellón.
Una vez se acalle el alborozo vitivinícola habrá que acometer tarde o temprano, con ésta u otro ministro de Sanidad, el grave problema social de que los menores en España se adentren cada vez más pronto en el consumo del alcohol -lo hacen con el calimocho (vino y alcohol)-, desoyendo las advertencias científicas del daño elevado que produce el alcohol en el cerebro juvenil.
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