Puntualización
El 23 de junio su diario publicaba en La Cuarta Página el artículo de Ignacio Álvarez-Ossorio Gaza, peor que una de nuestras cárceles. Tengo noticias para el columnista: hay muchos sitios en el mundo en los cuales las condiciones de vida de la población son peores que en las prisiones españolas. Los hay en Asia, en África, en América Latina y en Oriente Próximo, y quizás en algunos lugares de Europa. Hay obviamente también muchos lugares en el mundo donde las condiciones de vida son peores que en Gaza, pero en todos esos lugares la responsabilidad por las condiciones de vida se le atribuye a ellos mismos o a sus Gobiernos. Sin embargo, en el caso de Gaza la culpa se hace recaer sobre Israel y no sobre los propios palestinos; tampoco a la banda terrorista Hamás que los gobierna.
(...) Los palestinos siempre han preferido invertir en armas y materiales explosivos para atentar contra los israelíes en lugar de invertir en educación, sanidad, infraestructuras y asentar los cimientos de su propia sociedad y prosperar. (...)
Escribir sobre Gaza sin mencionar este récord palestino, omitiendo que Gaza sufre por los insistentes ataques de la banda terrorista Hamás a los ciudadanos israelíes, y sin exigir el mínimo de responsabilidad a los palestinos es, lamentablemente, característico del pensamiento único totalitario de algunos sectores.
Dos días después, el 25 de junio, la misma sección daba cabida al artículo ¿Qué es un 'asentamiento'? de Judt. En cuanto a éste, me limitaré a señalar el hecho de que en el pasado Israel ha desmantelado asentamientos en el marco del acuerdo de paz con Egipto y también al retirarse de la franja de Gaza (2005), demostrando con hechos que los asentamientos no constituyen un obstáculo para la paz. Toda la palabrería en torno a los asentamientos no es más que un recurso fácil y propagandístico. Es pereza intelectual y un intento de huida de los temas que verdaderamente dificultan la solución al conflicto árabe-israelí: principalmente, la falta de voluntad de una gran parte del mundo árabe-islámico de aceptar la legitimidad de la existencia de Israel como Estado del pueblo judío y el derecho de los judíos a nuestro propio Estado. Esta huida no es casual. Una actitud crítica ante los elementos radicales del mundo musulmán podría ser una experiencia poco agradable, como la han vivido en carne propia el asesinado Theo Van Gogh, Salman Rushdie, algunos caricaturistas daneses y otros. Por el contrario, criticar a Israel no supone ningún riesgo, es algo tan guay como ponerse el pañuelo palestino, y además se publica en los diarios trendis. Lo más que le puede ocurrir es que el embajador de Israel de turno envíe una carta de protesta...
Como ya he mencionado, ambos artículos se publicaron en la principal página de opinión de su diario, en un corto espacio de tiempo (23 y 25 de junio). Me interesa saber cuándo van a tomar conciencia de que tanto el sesgo como la intensidad del tratamiento del tema de Israel por parte de su diario están, desde hace ya tiempo, fuera de proporción.
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