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100 multas diarias por beber alcohol en la calle

La policía ha triplicado las denuncias por 'botellón', pero no ha logrado erradicarlo de plazas y parques de la capital

F. Javier Barroso

Beber alcohol en la calle puede resultar muy caro: 300 euros de multa si se hace en la capital. La Policía Municipal de Madrid ha triplicado en los dos últimos años el número de denuncias impuestas a quienes hacen botellón en la vía pública. Han pasado de 7.200 entre enero y julio de 2004 a 21.600 en los mismos meses de este año. Esto arroja una media superior a las 100 sanciones por día.

Sin embargo, la situación no está totalmente controlada. Aunque se ha acabado con las grandes concentraciones de jóvenes, especialmente en las plazas y calles del distrito Centro, quedan por controlar los pequeños grupos que se reúnen en parques y callejuelas.

El mes en el que se imponen más denuncias por beber en la calle es mayo, con más de 4.100 expedientes. Fuentes policiales lo achacan a la llegada del buen tiempo a la capital, cuando los jóvenes aprovechan para estar en los parques con los amigos.

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En cambio, en junio se registra una ligera reducción. Los exámenes en las universidades y las pruebas de selectividad reducen la presencia de jóvenes en las calles con botellas de alcohol y refrescos. Los meses más tranquilos fueron los dos primeros del año, por las bajas temperaturas y cierta resaca de las fiestas de Navidad.

El coordinador general del Área de Seguridad, Jesús Mora, asegura que el incremento de denuncias se ha debido a un cambio en la forma de actuar de la Policía Municipal. Cuando comenzó el dispositivo antibotellón, los agentes acudían a plazas que ya estaban literalmente tomadas por los jóvenes y resultaba difícil actuar sin que hubiera incidentes.

Ahora el trabajo es de prevención. Los policías del turno de tarde vigilan las zonas más problemáticas de la capital e impiden a los chicos hacer botellón. En invierno, el dispositivo comienza sobre las seis de la tarde, mientras que en verano se retrasa hasta las ocho. Los agentes del turno de noche continúan la vigilancia hasta la una o las dos de la madrugada.

Cuando se impone una multa a un consumidor de alcohol, las botellas que se le incautan son entregadas al Servicio de Limpieza Urgente (Selur) o se le obliga a vaciar su contenido en una alcantarilla.

"Las grandes concentraciones que se producían antes en plazas céntricas de la capital ya han desaparecido. La fuerte presencia policial en esos puntos ha hecho que los jóvenes se marchen a otros puntos", reconoce Mora. Los grandes parques de los distritos periféricos son ahora los lugares donde prolifera el botellón.

El coordinador general del Área de Seguridad enumera algunos como la Cuña Verde (Latina), el parque Agustín Rodríguez Sahagún (Tetuán) y el Calero (Ciudad Lineal). El primero de los que cita es un claro ejemplo de desplazamiento del botellón. "Durante muchos meses, la Casa de Campo era lugar de encuentro de ecuatorianos y bolivianos que pasaban los fines de semana bebiendo. Ahora, como hay muchos controles en los accesos a esta zona, prefieren irse a otros lados", añade Mora.

Por eso, de las grandes concentraciones se ha pasado a grupos reducidos de consumo: "Botellón hay, pero no se dan las grandes ocupaciones de espacios públicos de la capital. Además, como estamos presionando mucho en los distritos céntricos, los jóvenes se van a otros más alejados".

El PSOE ofrece una interpretación pesimista sobre el consumo de alcohol en la capital. Según su portavoz adjunto, Óscar Iglesias, el aumento de las denuncias demuestra que el problema del botellón "no está resuelto". Además, defiende un gran debate para definir las medidas que se deben adoptar contra este fenómeno y hacer campañas masivas sobre los riesgos de consumo. "El Ayuntamiento tiene que organizar actividades y dedicar espacios para que los jóvenes puedan tener un ocio alternativo saludable, como ya se hace en muchos ayuntamientos gobernados por el PSOE. Hay que contar con la opinión de los propios jóvenes", concluye.

Mora muestra su preocupación porque el consumo de alcohol en la calle genera tres tipos de problema. El primero son los ruidos y molestias al vecindario. Eso se acentúa en verano, cuando se duerme con las ventanas abiertas y la gente dispone de más tiempo libre. Otro problema es que los residentes se despiertan a la mañana siguiente con una plaza llena de residuos, de botellas vacías y de bolsas. Eso genera sensación de abandono del barrio y degradación.

Finalmente, está la salud de los jóvenes. "Lo tenemos muy claro. Nuestra política será de tolerancia cero. Cuando hubo los anuncios de macrobotellones en toda España, otras ciudades [Sevilla y Granada] cedieron espacios enormes a los jóvenes. En Madrid vamos a luchar contra esta lacra para la salud de los jóvenes y para la convivencia vecinal", concluye Mora.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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