La ONU pide cuentas a EE UU
S. POZZI,
Barack Obama tiene la "obligación moral" de investigar las revelaciones de Wikileaks. Con esta contundencia, sin tapujos, se pronunció ayer el relator especial de las Naciones Unidas sobre la tortura, Manfred Novak, para el que no debe servir de excusa que la mayoría de los casos de violaciones de los derechos humanos en Irak se produjeran antes de que empezara su mandato presidencial. Lo que preocupa a Novak no es solo el detalle de los casos de tortura que se cometieron en Irak, sino que mandos del Ejército estadounidense estuvieran implicados y fueran cómplices de las fuerzas de seguridad iraquíes en su ejecución, al hacer la vista gorda. Corresponde al Pentágono, insiste el relator de la ONU, determinar la credibilidad de esas alegaciones y juzgar a los responsables.
Para Novak, las revelaciones en las 400.000 páginas de Wikileaks son "más que creíbles". Considera que confirman "la brutalidad y la tortura sistemática practicada por parte de las fuerzas iraquíes". Es más, cree que la Administración de Obama, como la de George Bush, violó las disposiciones de la Convención contra la Tortura al dejar a los presos en manos de "una jurisdicción con riesgo de ejercer torturas".
"Lo sabían y eso es una violación continuada del artículo 3, por el que los Gobiernos no solo están obligados a no torturar, sino que también tienen la obligación de asegurarse de que [los detenidos] no son extraditados o entregados a una jurisdicción donde hay un serio riesgo de tortura", precisó. De acuerdo con los documentos de Wikileaks, los mandos estadounidenses "conocían lo que pasaba en los centros de detención iraquíes".
Aun así, Novak considera prioritario que haya una "plena investigación independiente" de los hechos, para que no haya impunidad frente a estas prácticas. "No es solo Irak. También existen los mismos problemas en Afganistán, Siria, Marruecos o Egipto, adonde se enviaron presos", advirtió, antes de pedir que se compense a las víctimas por el daño que han sufrido.
Manfred Novak marcó, sin embargo, una clara línea entre Bush y Obama, al afirmar "que las prácticas de tortura cesaron [tras el cambio presidencial], al menos según mi conocimiento". El relator presentó ayer en Nueva York su último informe anual. Tras seis años de mandato, su conclusión no es muy alentadora. "En 17 de los 18 países investigados hay tortura", señaló. La mayoría de esos casos se produjeron al inicio de las detenciones, con el objeto de recabar información. "No se eliminará la tortura en el mundo si no hay un compromiso político", remachó.
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