Muere en atentado en Beirut un alto cargo de los servicios de inteligencia

Un atentado perpetrado con un coche bomba en Beirut se ha cobrado hoy la vida de un alto responsable de las Fuerzas de Seguridad Interior libanesas, dedicado a labores de inteligencia. Junto a Wissam Eid han muerto otras tres personas al estallar el coche bomba, colocado al paso de su convoy en un barrio de mayoría cristiana del este de la capital libanesa. Eid estaba considerado como una figura cercana a las tesis antisirias del Gobierno.

Decenas de coches han quedado calcinados por la explosión, que se ha producido en un paso elevado de una carretera bastante transitada de la zona de Hazmiyah, de mayoría cristiana y situada en el este de Beirut, donde tienen su sede algunas misiones diplomáticas, aunque es mayoritariamente residencial. Agentes de seguridad, de emergencias y curiosos se han acercado al lugar del atentado, donde numerosos coches ardían, dando a la escena el aspecto de un campo de batalla.

Eid trabajaba en una unidad de inteligencia a la que se considera muy cercana a las tesis de Saad Hariri, hijo del ex primer ministro asesinado Rafik Hariri, cuyo partido forma parte de la coalición antisiria de Gobierno liderada por el primer ministro, Fuad Siniora. De hecho, la unidad de Eid trabajó estrechamente en la investigación realizada por la ONU del asesinato de Rafik Hariri, en febrero de 2005. "Eid intervenía en todos los casos abiertos relacionados con atentados terroristas" ocurridos en el Líbano, según ha informado un jefe policial. Había sufrido ya un ataque contra su vida y también el antecesor de Eid en el puesto resultó herido en un atentado en 2006.

Fuentes oficiales han informado de que se han realizado varias detenciones en relación con el atentado. Entre los arrestados hay un hombre que iba vestido con un traje de Protección Civil, según indica el diario local Naharnet, que afirma que las detenciones se han producido minutos después de la explosión.

La coalición de Gobierno acusa a Siria de estar detrás del asesinato de Hariri y de muchos de la treintena de atentados ocurridos en Líbano desde entonces. Muchos de esos atentados han causado la muerte de líderes políticos o periodistas antisirios. Por supuesto, Damasco rechaza cualquier implicación y condena, como ha hecho hoy, todos los atentados.

Los atentados vienen a unirse a otros acontecimientos que minan la estabilidad del país. Hace unos meses, un grupo inspirado en Al Qaeda mantuvo durante semanas en jaque a las fuerzas de seguridad tras atrincherarse en un campo de refugiados de Trípoli. Finalmente el ejército acabó con ellos, causando decenas de muertos.

Además, el país está sin presidente desde noviembre, cuando expiró el mandato del prosirio Emile Lahoud. Las distintas facciones pro y antisiria tardaron semanas en ponerse de acuerdo en la figura de Michel Suleiman, máximo responsable del ejército, pero aún no ha podido acceder al cargo porque no hay acuerdo sobre el reparto de poder en un Gobierno de unidad nacional que debe crearse a continuación. Es la mayor crisis política del país desde el final de la guerra civil (1975-1990).

Atentado en Beirut