Utah, el rival pavoroso
Los Lakers ven al equipo de Jerry Sloan como "una tormenta de barro"
Una vez ratificada la condición de Utah Jazz como adversario de los Lakers en la primera ronda de los playoffs de la NBA, que comenzarán el próximo fin de semana, Phil Jackson torció el gesto y, en un intento de definir el estilo de su próximo oponente, soltó: "Es como una tormenta de barro". Utah es el peor clasificado en el Oeste, sólo ha ganado tres de sus últimos diez partidos, su última derrota (125-112) fue precisamente en el Staples de Los Ángeles y los Lakers ya les ganaron la pasada temporada en las semifinales de Conferencia por 4-2. Cualquier profano diría que la reacción de Jackson ante lo que se les viene encima es sarcástica o desmesurada. Pero quienes conocen el percal saben el sarpullido que causa a cualquier equipo el mero hecho de tener que enfrentarse al conjunto de Salt Lake City.
En Utah todo empieza por el longevo Jerry Sloan. En diciembre cumplió 20 años en el banquillo de los Jazz. En ese plazo ha visto desfilar a más de 200 entrenadores por la NBA. No hay otro técnico en las Ligas del deporte profesional norteamericano con tantos años de servicio en un mismo club. Nadie se lo creyó cuando el legendario Red Auerbach vio en él a su heredero.
En los Jazz, todo remite a Sloan. Bajo su dirección, con Malone y Stockton, jugaron y perdieron las finales de 1997 y 1998 ante los Bulls de Michael Jordan. Con él pasaron la travesía del desierto en 2005, con 26 victorias y 56 derrotas, y con él han vuelto a situarse entre los mejores. Esta temporada han bajado ligeramente el pistón -seis triunfos menos que el año pasado-, perjudicados por las lesiones de larga duración de Deron Williams y Carlos Boozer, sus pilares. Pero mantienen un potencial que asusta, capaz de dar réplica a los Lakers: Williams, el mejor base de la Liga para muchos, frente a Fisher; Brewer-Kobe Bryant; Miles-Ariza, Boozer-Pau Gasol y Okur-Bynum. Además, poseen un banquillo que no desmerece y en el que se sienta un especialista en los triples como Korver, un antiguo all-star como Kirilenko o un 4 fortachón pero hábil y aceptable anotador como Millsap.
"Es un equipo muy físico, sin duda", explica Jackson; "nos irá bien porque es como se juega en los playoffs". "Su estilo se podría definir como de confrontación", cuenta Odom; "los partidos en Utah son especialmente duros. Deberemos prepararnos a conciencia para jugar allí". En el playoff del año pasado, los Lakers no lograron vencer en Salt Lake City y si Utah se ha clasificado ahora ha sido una vez más gracias a su poderío en su cancha, donde ha sumado 33 de sus 48 victorias.
Williams no esconde que si está ya entre los mejores del campeonato es en buena medida gracias a Sloan. Hace un año y medio, declaró: "El entrenador nos dijo que nos quería en plena forma al regreso de las vacaciones". Deron volvió con cinco kilos menos y mucha más explosividad. Es el mayor culpable de que Utah sea el equipo que suma más asistencias y que roba más balones. Sólo Chris Paul puede discutirle la condición de mejor base de la NBA.
Paul Millsap es un 4 pequeño, de 2,03 metros, pero muy musculado y que pesa 117 kilos. En 2006 quedó relegado al puesto 47º del draft. "Lo positivo de este jugador es que Dios le dio dos orejas y las utiliza. Demasiados jugadores tienen dos bocas. Cuando tienes una boca y dos orejas, es más fácil escuchar y aprender", dice Sloan. El técnico de los Jazz ha tenido más problemas esta temporada con otros jugadores, como Okur y Boozer, demasiadas veces carentes de la intensidad que desea. Pero nadie se fía de los Jazz. "Este equipo lidera la Liga en bandejas y tiros interiores. Desde lejos, hay que someterles a una defensa muy agresiva para cubrir la canasta. Nos fundieron la última vez que estuvimos en Utah", advierte Jackson.
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