Se inunda la cara oculta de la luna
Roger Waters recupera lo mejor de Pink Floyd en una Granada con luna y tormenta
Uno de tantos extranjeros de tez rosada que eligen Andalucía para su retiro de la vida profesional contempla el cielo extasiado con los primeros acordes de Wish you where here. El cielo se ha despejado y Roger Waters lleva tiempo sonando, en realidad toda una vida.
Una pantalla con efectos tridimensionales proyecta cientos de imágenes medidas a cada palabra, sentimiento e idea que propone la canción.
Han pasado treinta y cinco años desde que Pink Floyd firmase The dark side of the moon. Ahora Waters lo defiende en soledad.
Atarfe amaneció nublado y según se acercaba el concierto amenazaban las lluvias que rompieron el cielo al poco de comenzar. Lluvias, diluvios y tormentas. El concierto seguía. Algún paraguas, más canas, suficientes calvas, bastante renuncio, demasiado valiente. Shine on your crazy diamond, Southampton dock o Living Beirut van repasando otros años. La luna asoma un rato sonriente. Se va. El cielo se llena de nubes y estalla la tormenta. Pausa de Waters.
El cielo se ha roto. La tormenta revienta. Nadie se mueve. La banda vuelve para recordar los mejores tiempos de Pink Floyd. Dark side of the moon. No son los de antes, pero suenan igual.
Y el cerdo vuela, no será el mismo que se le extravió en el cielo del Coachella hace unas semanas, pero representa el mismo surrealismo. Tanto o más que el tronar de las cajas registradoras de , o la paranoia de Great gig in the sky cuando a mitad de canción se oye, "Si puedes escuchar esto es que estás muerto".
Syd Barret, cantante de la formación original fallecido hace unos años, tiene su momento de recuerdo en varios versos. Waters se va calentando con Eclipse, Vera o Bring the boys back home. Granada entregada. La gente sonríe. Ha parado de llover. Se acaban los bises. Roger Waters en vaqueros de camiseta negra y americana oscura. El mundo se para. La luna vuelve a sonreír. Un rato. A la gente poco le importa. Comfortably numb termina una noche que roza lo subliime. Atarfe de diez, el sonido perfecto, Waters más que correcto. La luna oculta.
Babelia
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