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Reportaje:

El exorcismo de Louise Bourgeois

El Pompidou acoge la retrospectiva de la artista francesa en la que destapa su personalidad

Acceso al Centro Pompidou de París que alberga la exposición sobre Louise Bourgeois.
Acceso al Centro Pompidou de París que alberga la exposición sobre Louise Bourgeois.EFE

El Centro Pompidou de París ha presentado esta mañana la primera gran exposición retrospectiva de la obra de Louise Bourgeois (París, 1911), desde la que organizó en 1995 el Musée d'Art Moderne (Museo de arte moderno) de París. La mayoría de las obras de la artista están basadas en su infancia y conforman su exorcismo particular.

"Mi infancia no ha perdido nunca su magia, ni su misterio, ni su dimensión dramática", ha dicho en alguna ocasión esta artista norteamericana de origen francés, quien no ha asistido a la inauguración, a cargo de la ministra de Cultura francesa, Christine Albanel.

Esta exposición, co-organizada por la Tate Modern de Londres, recoge 200 obras, esculturas, pinturas, dibujos, grabados, de 1940 a 2007, insistiendo en los diez últimos años de creación de esta artista de 96 años que continúa renovando su lenguaje artístico. Bourgeois ahonda en lo más profundo de su inconsciente, donde están sus traumas infantiles y sus recuerdos familiares, para crear su propio arte, difícil de clasificar.

"Es necesario abandonar el pasado cada día o aceptarlo. Si no se consigue, te conviertes en escultora"

En su catarsis, utilizó distintas técnicas y materiales aunque la temática era siempre la misma: "la vida expresada en arte" y convertida en un vocabulario artístico particular. La obra de Bourgeois fue poco reconocida hasta los años 80, cuando el Museo de Arte Moderno (MOMA) le dedicó una retrospectiva en Nueva York, ciudad a la que se trasladó para casarse con el historiador de arte Robert Goldwater.

La influencia de sus padres

En el Pompidou, da la bienvenida a la exposición una araña gigante de bronce y acero, que la artista bautizó en 1999 como Mamá, su mejor amiga, "tan inteligente, paciente, limpia y útil, razonable e indispensable como una araña", según palabras de la artista. Las referencias a su madre, a la que a veces se refiere como "hada", son repetidas en su arte. Lo mismo ocurre con su padre, al que Bourgeois adoraba y odiaba al mismo tiempo.

The destruction of the father (1974) es su obra más monumental en la que muestra trozos de cuerpo humano dentro de una cámara roja, una construcción que Bourgeois realizó como método de catarsis para eliminar en su mente la figura paterna del pasado, en un periodo de duelo justo después de la muerte de su marido.

Su lado más violento

Las creaciones "más violentas" de la retrospectiva hay que situarlas en la década de los 60, con órganos vitales que expresan las emociones fuertes de la artista. Más recientes son las "celdas", como denomina a las grandes jaulas que albergan los recuerdos del hogar natal de la artista. Las Red rooms, que reproducen el dormitorio de sus padres, muestran el miedo o el dolor sufrido en el interior hogareño en el que el espectador no puede penetrar, sino sólo divisar de lejos. De esa época son los dibujos y grabados de estilo abstracto en los que Bourgeois plasma su exploración de la familia y relaciones de promiscuidad.

La retrospectiva, que se podrá ver hasta el 2 de junio, da cuenta de la complejidad de los sentimientos humanos y de la frustración nunca superada que persiguió a la artista. "Es necesario abandonar el pasado cada día o aceptarlo. Si no se consigue, te conviertes en escultora", apunta la artista.

Una obra de la retrospectiva de Louise Bourgeois.
Una obra de la retrospectiva de Louise Bourgeois.EFE
Obra de la retrospectiva de Louise Bourgeois (París, 1911).
Obra de la retrospectiva de Louise Bourgeois (París, 1911).EFE

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