Es erotismo, es...
EL PAÍS empieza una colección de cine erótico el próximo domingo
"El fuego original y primordial, la sexualidad, levanta la llama roja del erotismo y ésta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida". El poeta Octavio Paz señalaba en su ensayo la Doble llama lo cercanos que están el erotismo y amor.
Esa dualidad es la que le hace afirmar a Bigas Luna, director de películas como Las edades de Lulú, Jamón, jamón y Caniche que su cine es biófilo, amante de la vida y una apuesta por sobrevivir a través del placer. Un tipo de filmografía con muchos puntos en común con el cine erótico, prohibido durante muchos años en España. Películas como Historia de O o Vixen estuvieron vetadas durante años. Su pecado: ser consideradas perniciosas para la moral, incitaban al sexo y excitaban al personal.
Octavio Paz decía que el erotismo y el amor eran la llama doble de la vida
El carácter más o menos sexual de cada película, o incluso si roza la pornografía -siempre más explícita-, resulta difícil de catalogar, especialmente porque, como dice el cineasta Álex de la Iglesia, "el erotismo no es un género, sino parte del comportamiento de todos. El sexo está debajo de todos los personajes de una película. Aparte, depende también del público que lo ve". Átame, por ejemplo, de Pedro Almodóvar, fue clasificada como porno en Estados Unidos y Gilda (1946), con Rita Hayworth quitándose el guante, es para muchos el principio del cine erótico.
Ahora EL PAÍS lanza 10 películas de temática claramente sexual que han hecho historia, 10 símbolos de lo que no podía verse, de fantasías con sexo. La primera, El portero de noche, la podrá conseguir, junto con EL PAÍS, el próximo domingo por el precio de un euro. El resto, cada viernes y sábado por el mismo precio.
Para la periodista Maruja Torres, el erotismo es fantasía. Es la emoción de prepararse para algo. "Es imaginación. Y lo divertido es que al final, cuando llega, es mucho menos importante que todo lo que uno ha pensado sobre ello. Es como en el sexo, lo más importante es lo de antes, luego follar es muy rápido", bromea. Para la reportera, Alfred Hitchcock en La ventana indiscreta (1954) es un claro ejemplo de cómo incentivar la imaginación del espectador. "Y no es que Hitchcock me caliente, es el amor que él sentía por las rubias".
Además de esa percepción individual de invitación a soñar, "el erotismo es un patrimonio intelectual. Es estética y una forma de narrar muy alejada del cine de quirófano, riñones y órganos o cine porno", apunta Bigas Luna. El erotismo, podríamos decir, es sugerir, embriagar, jugar con los sentidos y la imaginación, dar rienda suelta a la fantasía, permitir que el espectador complete imágenes en la pantalla... Es seducir, hacer buen cine.
Sexo de colección
- Portero de noche (1974), de Liliana Cavani. Una tormentosa relación sadomasoquista.
- Historia de O (1975), de Just Jaeckin. Una historia de sumisión y esclavitud sexual.
- El imperio de los sentidos (1976), de Nagisha Oshima. Uno de los títulos más emblemáticos del género. En los límites con la pornografía.
- Calígula (1979), de Tinto Brass. Con actores como Malcolm McDowell o Peter O'Toole.
- Vixen (1968), de Russ Meyer. Una película que convirtió a Erica Gavin en mito erótico.
- Casanova (1976), de Federico Fellini. Irreverente mirada al mito de Casanova.
- 2046 (2005), de Wong Kar-Wai. Calificada como desesperadamente romántica.
- Delicias turcas (1973), de Paul Verhoeven. Rica por su dramatismo extremo.
- Bolero (1984), de John Derek. Con la actriz Bo Derek, todo un símbolo del cine erótico.
- Tamaño natural (1977), de Luis García Berlanga. Un clásico en la filmografía del director español. Erotismo de autor.
Babelia
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