El 'otro' Felipe IV de Velázquez se queda sin puja

Nadie pujó por él. El retrato de Felipe IV que ayer salió a subasta en la Sala Retiro de Madrid con un precio de partida de 2,5 millones de euros se quedó sin comprador. Según Victoria Vallarín, directora de Arte de la casa, la ausencia de propuestas causó cierto extraño. Sólo dos personas, una española y otra extranjera, manifestaron su interés por la pieza pero han preferido negociar fuera de subasta. Ni siquiera el Ministerio de Cultura pujó por la obra por no juzgar de interés su adquisición para las colecciones públicas. Hace dos años, también quedó baldía la subasta de otro velázquez, Las lágrimas de San Pedro, que la Sala Alcalá puso a la venta con un precio de partida de ocho millones de euros.

La pose de Felipe IV, uno de los pocos velázquez en manos privadas, no ha sido de fácil atribución por los expertos debido, según se explica en la ficha incluida en el catálogo de la subasta, a su poco afortunado estado de conservación. Se trata de un retrato de cuerpo entero de Felipe IV, réplica, con variantes, del que se encuentra en el Museo del Prado. Este último, considerado el prototipo, se realizó en 1623, según algunos autores, o entre 1625 y 1626, según otros, y fue retocado por el propio Velázquez en 1628, la misma fecha que se asigna a la copia.

En 2000, el profesor Peter Cherry, del departamento de Historia del Arte del Trinity College de la Universidad de Dublín, dictaminó en un informe que consideraba precedente directo del que ayer se subastaba el retrato de Felipe IV conservado en el Museo del Prado. A pesar de su defectuoso estado de conservación, aseguraba que se detectaban en la obra los detalles característicos de la pincelada del pintor y de sus toques puntuales y precisos, propios de las obras realizadas por Velázquez en sus primeros años en Madrid.

Dos años más tarde, Carmen Garrido, jefa del Gabinete de Documentación Técnica del Museo del Prado, también consideró el retrato, en un artículo publicado en la revista Goya, como réplica autógrafa del que guarda la institución. Finalmente, en junio de 2004, Alfonso Pérez Sánchez, a quien se tiene por la mayor autoridad en la obra de Velázquez, ofrecía su veredicto: "Lo considero obra de Velázquez, pero muy dañada y torpemente restaurada", aseguraba en una carta remitida en junio de 2004 a los propietarios del retrato, que habían solicitado su opinión. "Creo que una restauración inteligente y científica podría rescatar lo que queda del original y remediar las faltas de modo más fino y prudente de lo que se muestra hoy", añadía.

El retrato perteneció al secretario de Felipe IV, Pedro de Contreras, a su hijo, Sebastián Antonio de Contreras, y, "por descendencia, hasta su actual propietario", según el catálogo, cuya identidad no precisa.

El Museo del Prado alberga la mayor colección del artista, 67 obras, de las cuales ocho fueron realizas en su taller, otras tantas son copias y dos, se le atribuyen. Se estima que tan sólo el 10% de la obra de Velázquez se encuentra en colecciones privadas.