Los menores que quemaron a un hombre dicen que era "una broma"
Fiscalía y defensa destacan que la víctima sufría constantes agresiones
Todo fue "una broma". Incluso, "un juego". Eso fue lo que declararon ayer ante el juez los tres menores acusados de quemar vivo a un hombre en el municipio cordobés de Lucena y grabarlo con un teléfono móvil, según indicó ayer la defensa de uno de los implicados. "Sólo quisieron gastarle una broma", señaló la abogada Juana María de la Rosa. Pero "se les fue de las manos" y acabaron con la vida de Antonio Joaquín Curiel Romero, quien tenía 49 años cuando todo ocurrió en octubre de 2007.
El juicio contra los tres jóvenes, que entonces tenían entre 15 y 16 años, se celebró ayer en Córdoba. La Fiscalía ha solicitado cinco años de internamiento en un centro cerrado de reforma y dos años más de libertad vigilada para cada uno de los tres menores. Durante casi cinco horas fueron pasando ayer por la sala los acusados y varios testigos, entre los que se encuentran otra implicada en el suceso que al tener 18 años en aquel momento será juzgada por separado. Según el relato de la Fiscalía, los tres inculpados y la joven mayor de edad acordaron quemar a Curiel la tarde anterior al suceso. La chica les proporcionó un bote de disolvente que se había utilizado para pintar su vivienda días antes. Los tres menores fueron a la casa de la víctima, un bajo sin puerta en el que el hombre vivía rodeado de desperdicios debido a que padecía el síndrome de Diógenes. Uno de ellos se quedó en la entrada vigilando y los otros dos rociaron a la víctima con el disolvente y le prendieron fuego con un mechero, siempre según el relato del fiscal. Luego, volvieron a la casa de la joven y le enseñaron el vídeo que habían grabado con el móvil. "Ya está, ya lo hemos matado. Somos asesinos". Así relataron lo sucedido los menores a la chica, según el ministerio público.
La abogada defensora de uno de los menores sostuvo ayer que en la acción de su cliente "no había intención" de acabar con la vida de Curiel. Según dijo, los chicos se dirigieron al domicilio de la víctima para "hacer fuera un fuego". Sin embargo, el incendio "se propagó" debido a los desperdicios acumulados y las llamas alcanzaron a Curiel, que murió allí mismo.
De la Rosa también descartó que la agresión fuera premeditada como sostiene la Fiscalía. Según la abogada, todo lo decidieron los menores "sobre la marcha": "No había acuerdo".
Tanto la defensa como la Fiscalía coinciden en señalar que las agresiones a Curiel eran constantes en el municipio de Lucena. Este hombre, que estaba incapacitado y necesitaba de un apoyo para poder andar, vivía casi en la indigencia. Dormía en un bajo de la calle Corazón de María y su casa ya había ardido en otras ocasiones. Los jóvenes del pueblo se burlaban de él y le golpeaban con frecuencia.
"Era una moda", dijo ayer una hermana de la joven de 18 años que está encarcelada también por esta muerte. "Se les fue de las manos (...) Sólo querían darle un susto", añadió esta mujer. "Si no les apoyamos nosotros [en la versión que dan los menores y la chica] quién lo va a hacer", afirmó la hermana de la implicada.
La macabra "moda" de mofarse y pegar a Curiel se volvió a repetir la tarde anterior al suceso. Según la calificación del fiscal, los chicos golpearon, incluso con patadas en la cabeza, al hombre, que no podía huir debido a su minusvalía. También grabaron la agresión. Curiel los insultó. A la chica le dijo que "se cagaba en su muertos", algo que le molestó porque hacía 28 días que su madre había fallecido. Entonces, según el relato inicial del ministerio público, los cuatro acordaron vengarse. Algo que niega la defensa. Según la letrada de la Rosa, la chica que relató la supuesta confabulación para escarmentar a Curiel es "una fantasiosa" y en el juicio de ayer se contradijo.
TRES JÓVENES ACUSADOS DE UNA MUERTE. Perfiles del fiscal
"Problemas de disciplina"
A, que es como el fiscal identifica en su texto a uno de los menores, nació en 1991. "Es un menor que pertenece a una familia en la que todos sus componentes tienen obligaciones laborales o escolares, estando la mayor parte del tiempo ocupados. Se trata de un chico que no ha tenido una buena trayectoria educativa pues no ha mostrado interés por dicha actividad. Ha repetido algún curso y le han expedientado en alguna ocasión debido a su comportamiento. Aún así, muestra cierto interés por continuar su formación. Es un menor que, en apariencia, no parece presentar una problemática importante, salvo los problemas de disciplina que ha tenido en el ámbito escolar, su situación de despreocupación y su relación con algún menor transgresor".
Este chico, según el fiscal, fue quien se quedó en la entrada de la vivienda vigilando mientras sus compañeros rociaban con el disolvente a la víctima.
"Transgresor y desadaptado"
B nació en 1992 y sobre su personalidad y trayectoria el fiscal sostiene: "Es un menor que ha acumulado en un corto espacio de tiempo numerosos expedientes en una escalada ininterrumpida de actos delictivos desde hace aproximadamente un año".
Respecto al "ambiente familiar actual" de este menor el ministerio público sostiene que "se presenta como normalizado". De hecho, sus padres "no han escatimado esfuerzos en controlar la conducta de su hijo".
"La convivencia en la familia está cada vez más deteriorada por los problemas que plantea. No cumple las normas ni indicaciones. Se trata de un chico, que presenta conductas transgresoras y desadaptadas, que ha participado en diversos actos delictivos".
"Grave desajuste escolar, fracaso y problemas de adaptación", así concluye su descripción la Fiscalía de Menores de Córdoba.
"Calmado y tranquilo"
El último de los menores implicados en el suceso, al que la Fiscalía identifica con la letra C para guardar su anonimato, también nació en 1992. Según la calificación del ministerio público, él fue quien supuestamente grabó la agresión con su teléfono móvil.
De este chico el fiscal dice en su escrito: "El menor no ha tenido una buena trayectoria escolar, repitiendo dos cursos y manifestando algunos problemas de disciplina. No obstante, mejoró su comportamiento debido a la posibilidad de ser internado en una escuela hogar. Es un chico de una apariencia más adulta y autosuficiente que la que corresponde a su edad. Percibe que el mayor apoyo que ha tenido en su situación ha sido por parte de los Servicios Sociales".
"Se trata de un menor de apariencia calmada, tranquila", así remata la Fiscalía el perfil del último de los agresores.
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