Johan salva el ojo y la vista
Una novedosa técnica de La Fe permite atacar tumores oculares infantiles mediante un catéter desde la ingleLa técnica solo sirve para combatir tumores oculares muy localizados
Johan, de dos años, ha salvado su ojo y parte de su vista. Hasta hace unos años, el retinoblastoma (un tipo de cáncer muy raro que se da en 1 de cada 20.000 nacidos) que se le detectó solo se trataba con la extracción del globo ocular.
El hospital La Fe de Valencia ha comenzado a practicar una novedosa técnica desarrollada por el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York que evita la enucleación mediante la aplicación muy localizada de quimioterapia, lo que aumenta su eficacia y reduce sus efectos secundarios.
El procedimiento, en el que participan las áreas de oftalmología, oncología y radiología intervencionista, consiste en introducir un delgado catéter (de un milímetro de diámetro) en la ingle que recorre buena parte del interior del cuerpo del paciente a través de la arteria femoral, la aorta y la carótida hasta llegar a la arteria ocular. En este punto, se inyecta la medicación a través de esta microcánula en la zona afectada. Junto a Johan, otra niña ya ha sido tratada con esta técnica.La red arterial es el camino que usan los radiólogos intervencionistas para guiar el catéter hasta su destino, en este caso, la arteria ocular. Antes de la intervención se realiza un análisis de la estructura vascular del paciente y se diseña el recorrido a seguir. "Hacemos una especie de mapa de carretera", comenta Víctor Vázquez, el radiólogo responsable del cateterismo.
La introducción del catéter es una operación de habilidad manual
Durante la operación, con el enfermo sedado, los especialistas dirigen la microcánula con la ayuda de una pantalla que muestra cómo va avanzando la sonda a través de las arterias del paciente y tomando los desvíos adecuados hasta llegar a las ramificaciones vasculares del ojo por su parte interior. Se trata de un proceso casi artesano que depende de la habilidad manual del médico para llevar el catéter lo más cerca del tumor. Una vez allí se inyecta la quimioterapia "muy lentamente, en pequeñas cantidades, para atacar solo a la zona afectada". La mayor dificultad, explicó Vázquez ayer, no es llegar a la arteria oftálmica, sino lo pequeña que es, lo que obliga a "trabajar con material muy reducido para que la quimioterapia entre en el ojo pero no refluya hacia las arterias del cerebro". El proceso suele tardar unos 45 minutos y en el caso de Johan han sido necesarias tres sesiones.
Fue el servicio de oftalmología, a través de los doctores Rafael Martínez-Costa y Miguel Harto, el que se puso en contacto con el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center para iniciar la aplicación de esta técnica en La Fe. Martínez-Costa destacó la importancia que tiene no solo evitar la extirpación del ojo "con toda la repercusión social y humana que comporta", sino también
para "poder evitar que el niño quede ciego", en casos en que el tumor no haya afectado a la visión o lo haya hecho parcialmente.
La oncóloga Julia Balaguer destacó los beneficios tanto de la aplicación localizada de la medicación como el hecho de que sea necesario administrar dosis inferiores a las convencionales. "Lo que nos hace esperar una mejor respuesta tumoral y menor incidencia de efectos secundarios tanto agudos como a largo plazo". Balaguer advirtió que esta técnica no es válida para cualquier tipo de paciente que padezca esta neoplasia. "Se ha de valorar muy bien el nivel de evolución del tumor", apuntó. Este tratamiento es adecuado para retinoblastomas intraoculares graves en los que el tumor está en un solo ojo y muy localizado, ya que si se hubiera extendido, la terapia no serviría para abordar de forma integral la enfermedad. "Y no hay que olvidar que antes de evitar la pérdida ocular, lo importante es curar el cáncer", apuntó.
Al acto de presentación de la técnica acudieron Christian Toro y Marlene Rojas, los padres de Johan. Fueron ellos quienes detectaron una mancha blanquecina en el ojo de su hijo. "Fue un golpe muy grande", recordó ayer el padre. En su caso, la primera opción que se planteó fue la extirpación ocular, pero el 21 de septiembre los especialistas de La Fe les sugirieron que había una nueva técnica que podría arrojar buenos resultados. Aunque "no se puede cantar victoria aún", apunta la madre, la técnica ha sido un éxito. "Es impresionante, el cáncer estaba en todo el ojo y ahora apenas se ve en una esquinita", relata. Además, el pequeño ha mantenido parte de la visión en el ojo afectado. "Les debo mi vida a los doctores porque ver a mi hijo sanar es lo que más me llena", comentó Marlene.
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